Rev Cuid. 2021; 12(2): e2244
http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.2244
EDITORIAL
Alternancia Escolar: un reto para garantizar la salud y la vida de la comunidad educativa
Myriam Oróstegui Arenas1, Leonelo Enrique Bautista Lorenzo2, Ruth Aralí Martínez- Vega 3, Luis Miguel Sosa Ávila4, Lina María Vera Cala5, Laura Andrea Rodríguez Villamizar6, Víctor Mauricio Herrera Galindo7
Histórico:
Recibido: 4 de mayo de 2021
Aceptado: 6 de mayo de 2021
Publicado: 31 de mayo de 2021
Como citar este artículo: Oróstegui Arenas Myriam, Bautista Lorenzo Leonelo Enrique, Martínez Vega Ruth Aralí, Sosa Ávila Luis Miguel, Vera Cala Lina María, Rodríguez Villamizar Laura Andrea, Herrera Galindo Víctor Mauricio. Alternancia Escolar: un reto para garantizar la salud y la vida de la comunidad educativa. Revista Cuidarte. 2021;12(2):e.2244 http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.2244
Atribución 4.0 Internacional (CC BY 4.0)
La inesperada llegada de la pandemia, enfrentó a todo el mundo a cambios drásticos en la forma de vida que se disfrutaba en épocas de normalidad, obligando a la población a diferentes tipos de confinamientos. Estos trajeron consigo el cierre de casi todos los sectores y en consecuencia la interrupción de muchos servicios esenciales, como las intervenciones en el sector educativo. Muchas de estas intervenciones estaban dirigidas, además de a la educación misma, a brindar protección a los escolares, detectar condiciones de riesgo de violencia intrafamiliar, maltrato y trabajo infantil, suministrar raciones alimenticias, vigilar el cumplimiento del esquema de vacunación y a evitar la deserción escolar, entre otras.
Aunque los escolares no son el grupo más afectado por COVID-19, un reciente estudio de UNICEF realizado en 87 países revela que, en noviembre de 2020, los niños y los adolescentes representaron el 11% del total de infecciones1, mientras que, en Colombia, la proporción de casos pediátricos (menores de 18 años) se estima entre 7-8% y representan el 0.025% del total de fallecimientos2.
Aunque se ha reportado que el riesgo de infección en escolares es menor que el del personal docente y administrativo en instituciones de educación, esta discrepancia pudiera estar sobreestimada debido a una menor probabilidad de detección considerando el curso predominantemente asintomático de la infección en niños. Sin embargo, COVID-19 puede ser una enfermedad severa en los menores, contribuyendo no solo al número de ingresos a unidades de cuidados intensivo sino al de casos fatales3.
En términos de la transmisión, un estudio conducido en población infantil evidenció que esta ocurre con mayor frecuencia en el entorno familiar, relacionándose directamente con el estadio de enfermedad del caso índice: comparados con casos asintomáticos aquellos en etapa pre sintomática fueron responsables del doble de casos secundarios (1/3 versus 1/6)4. Esto indica que los niños infectados constituyen una fuente importante de contagio para sus pares, con evidencia de mayor transmisión en el nivel de secundaria comparado con el de primaria5, así como para los miembros del personal docente y administrativo de sus escuelas. Estos últimos, a su vez generarían nuevos casos de infección en la comunidad estudiantil y dada cuenta de su mayor movilidad, también en la población general6.
La importancia que la socialización tiene en los procesos de enseñanza-aprendizaje y en el desarrollo psicológico de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes es ampliamente reconocida. Además, es conocido el impacto beneficioso que tienen las actividades educativas en la salud física y mental y en general, en la probabilidad que nuestros niños alcancen todo su potencial y tengan una vida plena. En esta dirección, y ajustándose a la coyuntura, el sector educativo ha tenido que instaurar nuevas estrategias, pasando a la modalidad virtual (asistida por las tecnologías de la información y las comunicaciones – TICs) y a diferentes modelos de alternancia escolar.
La alternancia se ofrece en diferentes modalidades como la híbrida, en la que es posible que un grupo de estudiantes reciban de manera presencial la clase y el resto lo hagan de manera virtual en forma sincrónica, con opciones de participación en ambos espacios. Otra estrategia es el desarrollo de la clase presencial y de manera asincrónica el desarrollo de actividades virtuales en casa, es decir, con grupos de estudiantes que tendrán asistencia a la institución y trabajo virtual o so-lamente asistencia a la institución. Las instituciones que no acojan la alternancia continuarán con su oferta pedagógica en la modalidad virtual. Cualquiera de los modelos de alternancia que las instituciones adopten trae consigo la presencialidad y, por lo tanto, la necesidad de realizar acciones para la disminución del riesgo, la identificación de casos (sintomáticos y asintomáticos) y sus contactos y el seguimiento y aislamiento, cuando ello se requiera.
Nadie niega la importancia del regreso a la escuela, pero ésta debe hacerse en condiciones seguras que garanticen la protección de la salud y la vida de escolares, maestros, personal administrativo y de apoyo y de sus familias. Para lograr este objetivo se requiere adherencia y adaptación en cada institución educativa de los protocolos de bioseguridad emanados de los ministerios de educación y salud. Además, se requiere tener en cuenta la situación epidemiológica actual del municipio o área metropolitana y de la evolución de la epidemia en la población local y la comunidad educativa institucional. Esto último, el conocimiento cabal de la situación epidemiológica local e institucional es crucial para poder decidir responsablemente cuando se abre o se cierra una institución educativa, a fin de preservar la salud, el bienestar y la vida de sus integrantes.
En particular, al momento de tomar estas decisiones, es esencial tener en cuenta los siguientes aspectos:
Ante la situación tan cambiante de la pandemia, es necesario tomar las decisiones de la apertura de las instituciones, en medio de gran incertidumbre. Son muchos los retos que el sector educativo tiene que superar. Pero en la planeación y toma de decisiones, como bien lo enuncia la UNICEF, "la respuesta debe servir de catalizador para mejorar los resultados del aprendizaje, hacer más equitativo el acceso a la enseñanza y fortalecer la protección, la salud y la seguridad de los niños"1. En consecuencia, si bien es prioritario el regreso a la presencialidad especialmente en los niveles de educación básica, deberán primar el principio de la protección y bienestar de los niños y los principios éticos, por encima de cualquier interés político o económico, del ejercicio de autoridad, o de una falsa sensación de seguridad.
Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
REFERENCIAS