VOL. 10 Nº 3 SEPTIEMBRE – DICIEMBRE 2019 BUCARAMANGA, COLOMBIA
E-ISSN: 2346-3414
EDITORIAL
Globalización en el contexto de la desigualdad social: ¿cómo garantizar la salud global?
André Luiz Alvim1
1Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG), Belo Horizonte, Brasil. Autor de Correspondência. E-mail: andrealvim1@hotmail.comhttp://orcid.org/0000-0001-6119-6762
Histórico
Recebido: 18 de marzo de 2019
Aceptado: 15 de mayo de 2019
Como citar este artículo: Alvim AL. Globalização no contexto da desigualdade social: como garantir a saúde global? Rev Cuid. 2019; 10(3): e810. http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.v10i3.810
©2019 Universidad de Santander. Este es un artículo de acceso abierto, distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution (CC BY-NC 4.0), que permite el uso ilimitado, distribución y reproducción en cualquier medio, siempre que el autor original y la fuente sean debidamente citados.
La globalización es un proceso económico, social y cultural que se estableció en las últimas dos o tres décadas y que se refiere a la intensificación de las relaciones sociales que unen a países distantes, promoviendo la rápida divulgación de eventos locales al alcance de todo el mundo. Sin embargo, muchos autores y organizaciones aún son críticos de este proceso. Las desigualdades instaladas de forma casi irreversible en los países en desarrollo nos hace reflexionar sobre hasta qué punto son aceptables las discrepancias económicas, políticas y culturales entre seres humanos, a la luz de los aspectos éticos y morales1-3.
El gobierno global liderado por pocos actores que son dueños de una gran tajada de la economía ayuda a generar mayores disparidades entre las naciones. Algunos ejemplos de luchas sociales contra la globalización que se han suscitado en Bolivia, África, Argentina, el mismo Brasil y otros países dan cuenta del mundo capitalista que se expandió entre los pueblos y la sociedad. Presenciar la lucha diaria de las familiar para mantenerse y llevar comida a la mesa es un reflejo de la magnitud de las desigualdades que se volvieron nocivas para el individuo, principalmente, en el contexto de la pobreza y de la lucha contra el hambre1-2.
En este sentido, la necesidad de transformar el mundo y reducir las desigualdades promovió un plan de acción osado, que incluía diecisiete objetivos de desarrollo sostenible, 169 metas y 241 indicadores, todos interconectados e interdependientes. Esta nueva agenda propuesta por la Asamblea General de Naciones Unidas debe ser implementada por todos los países hasta 2030, por lo que se convirtió en una prioridad mundial. El primer objetivo, acabar con la pobreza en todas sus formas, en todos los lugares, corrobora las desigualdades sociales y de salud y nos hace reflexionar sobre la situación real de vida que hace esta condición multidimensional en las raíces de su concepto. Deténgase a pensar en lo siguiente: aún tenemos 836 millones de personas que viven en pobreza extrema. ¿Qué planeta es el que quereos dejarle a nuestro prójimo? ¿Cuáles son los derechos humanos frente al mundo multinacional, globalizado y capitalista?4.
Los otros objetivos vinculados al desarrollo sostenible tienen que ver con garantizar una vida saludable, educación incluyente e igualitaria, alcanzar la equidad de género (valorando a la mujer), garantizar servicios de saneamiento básico y energía para la población, promover el crecimiento económico y reducir las desigualdades, entre otros (Figura 1). Todas estas prioridades se pudieron identificar en la película Encuentro con Milton Santos y se pudieron corroborar también en el texto de Buss1 cuando afirmó que la globalización ha empobrecido países y extendido la pobreza, la exclusión y las desigualdades económicas y sociales. De hecho, todos estos son factores que influyen negativamente en los sistemas resilientes, impactando en la salud del individuo, la familia y la colectividad4,5.
Figura 1. Los 17 (diecisiete) objetivos de desarrollo sostenible.
Fuente: Naciones Unidas, 2018.
Adicionalmente, las guerras y conflictos por disputas económicas, las enfermedades emergentes y reemergentes, las drogas ilícitas que ganan terreno en el mundo, las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y el VIH/Sida que debilita al individuo, además de la mortalidad materna promueven un pensamiento crítico sobre el verdadero sentido de la Constitución Federal Brasileña ante la globalización. En este sentido, resulta indispensable citar el Art. 196 cuando dice que “salud es derecho de todos y deber del estado, garantizando políticas sociales y económicas [...] para promoción, protección e recuperación”. ¿Se trata esto de una utopía o una realidad?1,3,6.
Otro ejemplo tiene que ver con la desigualdad social atribuida a las empresas multinacionales, como por ejemplo, Boeing 777 y Nike, empresas que facturan altas sumas por sus ventas en todo el mundo y que pagan el mínimo de lo mínimo a quienes producen sus productos. Cabe destacar también la “loca” división social del grupo de los que no comen y del grupo de los que no duermen por el miedo de la revuelta de los que no comen2. El hecho es que mientras exista una lucha contra la globalización injusta, por la desigualdad en la salud, la paz mundial y la disminución de las desigualdades, los conflictos se intensificarán de una forma patológica, como ya viene sucediendo en las últimas décadas, en la que la economía seguirá en manos de pocas figuras movidas por intereses propios mientras que los pobres seguirán ganando lo suficiente apenas para vivir con lo básico. ¿Es posible ofrecer salud y bienestar en este contexto?1-3,5,7.
Conflicto de intereses: El autor declara no tener ningún conflicto de intereses.
REFERENCIAS